jueves, marzo 17, 2011

Miyavi - What's my name? World Tour, 16 de marzo, Barcelona

Realmente me será difícil hablar sobre el concierto de ayer en Barcelona. Esta vez no es solamente por lo indescriptible de una experiencia sensorial/emocional como ésa, sino porque me temo que mi conocimiento sobre el músico y su obra es muy escaso para darme mucho derecho a opinar. No obstante, al ser este mi blog y además sentir la necesidad de describir para recordar lo que ayer viví, ofrezco mis disculpas por adelantado por fallos y/o omisiones.

El día de ayer en principio lo vivimos con mucha más tranquilidad que el del concierto de VAMPS. El trayecto en tren desde Madrid lo hice con Ángela, nos reunimos con Cris en el hotel, y luego nos fuimos a almorzar en el restaurante japonés tan agradable de la última vez (rico gyudon), después, de vuelta al hotel, maqueado general y recepción de Lu que vino a dejarnos su maletilla, ya que luego continúa con la cita de Londres. Nos cosió un pin precioso de peluche del funky monkey a cada una, cada uno con una expresión distinta. Son fantásticos y me conmovió mucho el detalle, mi mono monísimo, je je. ¡Muchas gracias, vecina!

Finalmente llegamos a la cola donde nos reunimos con Aixa, Teresa y Lau, y conocimos caras nuevas muy afínes con las que celebramos el post-concierto.

Entramos y cogimos muy bien sitio en un lado, cerca del escenario. Mi primera toma de contacto con la figura de Miyavi no es tan nueva, pero sí mi interés, derivado de la confianza que tengo en el criterio de mis dos comadres más fans. Su disco más reciente, What's my name, que le da nombre a la gira, me gusta muchísimo, así como el Dokusou. El que me conoce sabe que a mí lo que más me impresiona es una voz espectacular: es ésa la razón por la que nunca antes me planteé que podía maravillarme su actuación tanto como ayer ocurrió.

Después de la experiencia de Laruku, VAMPS y ahora Miyavi, empiezo a dudar de si la entrega y profesionalidad demostrada por los músicos es una característica típica y esencial de la actitud japonesa. Todo ello a pesar de los trágicos sucesos acaecidos recientemente en el país, al que dedicó unas palabras muy emotivas (en un inglés muy fluido aunque con mucho acento) y una interpretación muy sentida de Gravity con unos desgarradísimos "Get me out" tan conmovedores como ensordecedores (hablando con toda sinceridad). Tras el medio minuto de silencio que nos solicitó (solo interrumpido por unas risas incomprensibles fuera de lugar), su actitud fue siempre de dedicación absoluta a hacer la experiencia inolvidable. Rock de un sonido impactante, voz normal aunque agradable al oído, pero composición fantástica, y qué guitarra. Debemos hablar en su caso, sin duda alguna, de un virtuoso: nunca olvidaré lo imperceptible por extremadamente ágil y preciso del movimiento de sus manos recorriendo la guitarra, con pequeñas demostraciones exhibicionistas tocando acostado o con el instrumento a la espalda, para el deleite asombrado, agradecido, y un punto circense de todos nosotros.

Debo también de hacer la confesión de que el suyo es muy posiblemente uno de los rostros más hermosos que haya visto yo en persona en toda mi vida. Habiendo visto fotos suyas puedo decir que ni éstas ni su curioso estilo personal le hacen suficiente justicia. El regreso al cabello oscuro y el bonito corte semilargo han sido una idea fabulosa. El vestuario, como la puesta en escena (cómo se puede sonar tanto y tan bien con apenas una guitarra y una batería sobre el escenario), sencillo y apropiado.

Para mi alegría tocó todas las que me hacían más ilusión de las que conozco: Chilling Money Blues, I love you and I hate you, Shelter, Futuristic Love, y otras. De nuevo, como me ocurriera con VAMPS y Laruku, el directo me pareció muy superior y mucho más elaborado que el disco, aún cuando éste último tiene calidad de sobra. Una vez más debo repetir, para mi alegría, que lo que ayer viera y escuchara concuerda exactamente con mi concepto de lo que debiera ser el verdadero músico de talento. Nos divertimos enormemente siguiendo su guía (buen control de las transiciones y de la influencia sobre el público, mil veces bravo): cuántas veces repetiríamos casi en trance "Are you ready to rock?", movidos por la emoción entonamos "We love you, sekai wa kimi wo aishiteru" o entusiasmados y obedientes repetimos gritando su nombre o el de Bobo (¿le han explicado lo que significa la palabra en español? ¿aunque sea un nombre propio?).

Igualmente cercano y personal me pareció cuando hizo referencia a sus dos anteriores visitas a nuestro país y recordó la promesa realizada en la última (y eso que la confusión inicial del público atestiguan que ni los repetidores lo recordaban claramente) de cantar su graciosa Señor, señora, señorita, de inspiración española. ¡Qué bien me sentó el baile! ("Odori masenka, bonita?", qué estupenda línea). También se disculpó por no haber tenido tiempo de estudiar español esta vez aunque añadió saludos en el idioma e hizo una curiosa combinación spanglish con la expresión "I...fucking te amo". Como a veces lo que cuenta es la intención, y el contenido más que la forma, yo aplaudí con tantas ganas como la que más, pero al César lo que es del César, alguien debería asumir la tarea de explicar a los artistas japoneses que usar "Fuck" como intensificador emocional constantemente no es ni original ni apropiado, y acaba siendo más cansino que malsonante (se apliquen el cuento por ejemplo el mismo Miyavi, Gackt y mi admiradísimo Hyde).

Fueron dos, si no recuerdo mal (porque me dió la impresión de que repitió una canción), los bises. Después, visiblemente casi tan emocionado como nosotros, nos volvió a dar las gracias y nos aseguró que volvería pronto. Ahora creo que les envidio a Lu y a Aixa la cita londinense, y estoy muy decidida a asistir a su próxima visita, como sea. Lo merece. Absolutamente.

Una parte desde luego no poco significativa de mi tremendo disfrute de la breve excursión musical ha sido la maravillosa compañía, antes, durante y después del concierto Para las que ya os dáis por aludidas porque sois mi querida VAMPandilla, gracias por ser tan maravillosas y por brindarme vuestra amistad, excelente compañía y apoyo. A las caras nuevas - encantadísima de conoceros, ha sido un placer que espero que se repita, y pronto.

Viva la música y viva Japón. Cierto que me hará más difícil volver a la rutina mañana, pero que me quiten lo bailado, cantado, gritado, saltado, gruñido y exclamado.