martes, octubre 01, 2013

Barcelona, 28 de septiembre 2013: VAMPS


Quisieron las casualidades de la vida que tuviera la oportunidad de ver a VAMPS por segunda vez en directo (¡y a Hyde por cuarta, quién me lo hubiera dicho hace años!), otra vez en Barcelona y de nuevo en la sala Apolo. Esta reseña, escrita especialmente para mi posterior recuerdo (aunque me encanta -y aporta mucho-  leer las opiniones de otros asistentes), será igual de entusiasta y parcial que las anteriores, y la valoración final será también inevitablemente (aunque con toda justicia) la misma: VAMPS son una unidad extraordinariamente talentosa, y Hyde una figura extraordinaria en lo que respecta el talento musical y la capacidad de entretener, mover y conmover a la audiencia como muy pocos pueden.

Mi grupo de amigos (mi VAMPandilla casi al completo y mis dos hermanos) y yo compramos entradas normales, aunque en este concierto hubo entradas, más caras, para entrada temprana (más un regalo exclusivo que resultó ser una pegatina, para irritación de más de uno de los compradores) y para un evento “meet and greet” con los artistas. Cada cual celebra y se entrega a sus objetos de admiración a su manera, y en mi caso era suficiente con disfrutar del fabuloso directo muy pacíficamente desde el final de la pequeña sala, con amplio espacio personal, y hasta posibilidad de asiento (usada como plataforma para ver mejor). Con ello nos perdimos algunos pequeños detalles ornamentales, como las geniales lentillas siniestras del vocalista y sus más aún geniales extensiones plumiferas (las segundas a la venta en el merchandising oficial - sigo insistiendo en que, si sacaran a la venta réplicas de los variados accesorios del cantante, sería un éxito de ventas inmediato). Esto lo solucionaron a posteriori las fotos tomadas por la audiencia en esta extraña ocasión en la que no solo no se prohibió hacer fotos sino que antes del comienzo se vió la necesidad de recordar al público que el uso de flash en la sala NO estaba prohibido (anuncio seguido de murmullos de confusión, luego un aplauso expresando comprensión y agradecimiento y finalmente una ronda de flashes por toda la sala).

Otra diferencia con respecto al anterior concierto aparte de los tres tipos de entrada fue la misteriosa leyenda que precedía a la línea con la hora del comienzo de la actuación de VAMPS, declarando nada menos que una hora antes de este tendríamos actuación de un artista invitado no nombrado específicamente. Supongo que esto sería un añadido nuestro nacional porque en la anterior ocasión la banda no vió la necesidad de traer teloneros (yo misma tendría serias dudas de la rentabilidad del asunto) y dudo de que, si lo hubieran visto necesario lo hubieran dejado tan a medio hacer. A la hora prevista, y no muy sorprendentemente,  no apareció nadie sobre el escenario, así que el tiempo fue empleado en menesteres pre-concierto: baño, víveres con precios desorbitados y compra de merchandising (yo piqué también claro, o me llevaba la divertida lata con tiritas VAMPS o no me iba tranquila).

La actuación de la banda sí empezó con bastante puntualidad. La puesta en escena, como en la anterior ocasión, fue apropiadamente sobria por la simple razón de la capacidad del escenario. Entiendo que al menos habría una plataforma instalada sobre el mismo sobre la que podían subirse los músicos, en particular el más visible por tradición, el vocalista, para ser vistos por toda la sala. Viendo la altura que alcanzaron los otros dos miembros que estuvieron animando con mucho éxito a la audiencia, Ju-ken y (gran sorpresa, el tímido guitarra estaba desconocidamente pródigo) KAZ, posiblemente hubiera alguna más (¿tres?), pero no acertamos a ver más desde donde estábamos.

La entrada fue, innegablemente, una por la puerta más grande posible con una interpretación verdaderamente fantástica de uno de mis temas favoritos, Vampire Depression. Aunque esto me hizo inmensamente feliz, y para que no se diga que no damos al César lo que es del César, debo de añadir que, mientras que la ejecución de los temas fue más que impecable, el sonido dejó mucho que desear de principio a fin. Desde  el primer tema era muy evidente de que los micros estaban muy altos, aún teniendo en cuenta la necesidad de amplificación para este tipo de música, forzando la voz del cantante (¿posiblemente los instrumentos estaban al mismo volumen? Hyde nunca ha tenido precisamente un problema de volumen), ensuciando el sonido, reverberando cruelmente, generando varios pitidos insufribles en dos finales y en general consiguiendo una envidiablemente homogénea animadversión hacia quien fuera que estuviera en la mesa de mezclas (confieso que de esto no entiendo nada y puedo no estar expresándome bien. pero tengo dos orejas funcionales y me sirvieron para tener que sustraer algo de nota a un concierto que de otra manera merecería más que un 10).

No obstante, qué ocasión fue. Aún ahora, con la setlist aquí apuntada, no termino de creerme que tocaran 19 temas. Para mí fue todo un breve instante. Del hastío vampírico y angustia existencial de Vampire Depression, pasamos a la provocación estereotípica pero briosa de Devil Side. Continuaron con otra de mis grandes favoritas, Redrum, en versión alternativa, al menos en lo que respecta a la primera estrofa (“Fear, in pain, crime, pleasure, evil, insane, torture, friend”), en las que las palabras se hilaban de forma distinta a la original y era más difícil distinguir una de otra (aunque el efecto era curioso, y bastante de mi gusto, una especie de paroxismo). Igualmente, Hyde ha corregido también la pronunciación de algunas palabras inglesas que ahora encajan con menos comodidad en la música. Esto es más evidente en alguno de los temas que han traducido al inglés, como es el caso de Memories, que sigue siendo preciosa, y me hizo mucha ilusión, pero me rechinaron los dientes al menos un par de veces e incluso creo que al traducirla entera se ha perdido impacto emocional.

Cuando comenzaron Secret in My Heart casi no creía ya mi suerte. En cinco canciones habían encajado tres de las que más deseaba escuchar en directo. Hubo sitio y momento para todo: las canciones más recientes (Ahead y Replay), las imprescindibles fiesteras para levantar, agitar y manipular gloriosamente a la audiencia (Hunting, Angel Trip, Love Addict, Sex, Blood and Rock N’ Roll), las sentimentales bien condimentadas y servidas al punto. Esto último  siempre es difícil de conseguir cuando se lidia con el sentimentalismo, pero en My First Last principalmente - quizás por  el bizarro espíritu hippy-transcendental - y en Sweet Dreams apurando un poco más, VAMPS salen airosos y hasta con nota, razón por la que ambas canciones están también en mi lista de imprescindibles.

También pudimos disfrutar de alguna de las “antiguas”, de las canciones que pertenecen a la carrera en solitario de Hyde, y justo la elección fue una agradable sorpresa para mí. Esta fue la segunda vez que escucho en directo Midnight Celebration, con esa genial mezcla de urgencia y frenesí que requiere de una voz cantante que sepa controlar bien el grito y el gruñido para ni reventar la canción a berridos ni diluirle el lado salvaje hasta que el propio tema deje de tener sentido. Fue también un tema arriesgado en las primeras grabaciones en directo, años ha, porque Hyde solía comenzarla muy grave y la cosa se iba desajustando desde ahí. Esto ya son aguas pasadas, y si buena fue la interpretación del 2008, aún más tremenda fue la del sábado.

Y las covers. Trouble es un milagro del género, en la que VAMPS consiguen un tema divertidísimo y con un punto virtuoso de una canción originalmente sosa hasta lo cargante. Pero a mí lo que me hizo ilusión de veras fue el extraordinario homenaje a David Bowie que es su versión de Life on Mars, elección fabulosa y mejor interpretación.

Como ya sabemos que es su costumbre, fueron bastantes las intervenciones del cantante y la interacción con el público. De los artistas japoneses que he podido ver en directo Hyde es el que más intercambia con y lee a la audiencia. Y es muy bueno leyendo el ambiente: quizás ese es el secreto de la enorme presencia del pequeño gran hombre sobre un escenario, no solo su talento musical como compositor e intérprete, no solo su indudable atractivo físico (potenciado por todo el trabajo de peinado y maquillaje y cornucopia de accesorios), sino muy especialmente esa capacidad de leer en el público lo que el público espera y una naturaleza solícita que siempre se esfuerza en entregar a la altura de estas expectativas. Es admirable que tantos años de carrera solo hayan desarrollado este entusiasmo en complacer a su público en vez de la vanagloria del éxito asumido y presupuesto.

A este afán se debe también el bonito detalle de aprender, apuntar y hacer que le repitan en el micrófono interno interacciones en el idioma local. Por supuesto que todos sabemos que es una preparación más: el vocalista mira su “chuleta” varias veces, su entonación pregunta al público sobre la corrección de su pronunciación y su lenguaje corporal pide verificación de la comprensión de las diversas expresiones de afecto con las que animó a la audiencia (preguntando si habíamos querido verle - corrigiendo el tiempo verbal a petición de la voz misteriosa al otro lado del auricular - afirmando que le encanta España, y que ya hacía tiempo del anterior encuentro). Por supuesto también tuvimos los guiños a las letras de las canciones: “Tengo hambre, ¿a quién me como?” seguidas del “Where’s my lamb?” que anuncia que comienza Hunting, con tres repeticiones y múltiples variaciones del “Tengo hambre” (la última con un gracioso gesto encogiendo los hombros y extendiendo las palmas hacia arriba, quizás para animar a una repetición más de las líneas principales). A varios temas del final nos anunció también que nos quedaba poco, pero para mí la intervención más divertida fue cuando, hilando sin que nos diéramos cuenta con la letra de uno de los temas nos pregunta si “¿Nos vamos de aquí?” El público responde con un sonoro “No”. El vocalista contesta con la misma pregunta, algo extrañado. Expresivo como es, es evidente que el “no” con el que le vuelve a responder la audiencia no era lo esperado en el guión. Sonríe y atiende a la voz misteriosa, tras lo cual añade “¿Solos?” y recibe el griterío afirmativo que esperaba en primer lugar. Muy entrañable el hecho de que no se despeinara lo más mínimo y salvara los baches del idioma con bastante salero.

En fin, he escrito todo esto y sigo con la impresión de que apenas he descrito nada, como suele ser habitual. Pero se despidieron con un “Nos vemos pronto”, así que esperemos que sea cierto y podamos a volver a disfrutar de tan tremendo directo en el futuro cercano, ¿Quizás en uno o dos años, quizás tras el tercer disco, que esperamos ya desde hace tiempo y de momento no ha sido mencionado?

Yo lo que sé es que el momento en el que Hyde y KAZ decidieran formar unidad musical fue un gran momento. Y los músicos que se integraron, los mismos de la primera gira (eso dice mucho también de la solidez del proyecto), simplemente tenían que ser los que son. Gran admiradora que soy y siempre seré de L’arc en Ciel, VAMPS me parece una idea brillante y me niego en redondo a comparar y menos a elegir. Le agradezco a Hyde la oportunidad de sorprenderme y alegrarme haga lo que haga, y, si bien no siempre estoy de acuerdo con sus elecciones, me enorgullece su creatividad y deseo de experimentar con alternativas y los fabulosos resultados de todo esto. Me quedo con la esperanza de una nueva visita y con la intriga de ver qué se les ocurre a esa fantástica locura que se vuelve a reunir este año en la maravillosa Halloween Junky Orchestra.